Por: MTE. Lucía Duarte Barroso
Shón,
(1998) y Medina (2006) coinciden en que las situaciones a las que se enfrentan
los profesionales de enfermería no se pueden resolver con solo la aplicación del
conocimiento científico esto debido a las características diversas del ser
humano con quien tiene contacto el personal de enfermería. Por ello, estos
autores proponen una nueva epistemología de la práctica, la cual incluye tres
componentes: conocimiento en la acción, reflexión en la acción y reflexión
sobre la reflexión en la acción. Esta
nueva epistemología está basada en la teoría socio-cultural.
El conocimiento en la acción
es el resultado de la experiencia y de reflexiones de actividades pasadas para
que, posteriormente, estas acciones se conviertan en semiautomáticas y preconscientes;
es decir, una enfermera podrá realizar una entrevista como parte de la
metodología de la valoración sin tener que recurrir al formato de la valoración
como guía. Para lograrlo, el personal de enfermería deberá aprender
a observar, consultar, preguntar y reunir información de manera
sistemática, ordenada y semiautomática en base a las necesidades que señala el
modelo de [1]Virginia
Henderson. Dicho modelo se enfoca a valorar 12 necesidades fundamentales del
ser humano, la enfermera puede identificar y preguntarse internamente al
momento del proceso si omitió alguna información o aspecto importante del
paciente. (Álvarez y Castillo, 2010).
La
reflexión en la acción es
aquella que se efectúa durante la práctica, esto le permite al profesional de
enfermería “pensar durante”; es decir, el personal de enfermería es capaz de reestructurar o reorganizar lo que se está haciendo. Por ejemplo, durante la entrevista que realiza el personal
de enfermería y, dependiendo de las normas señaladas por la institución en cuanto a la valoración; la enfermera puede basarse en uno u otro
modelo o teoría de enfermería. Esto supone que durante el proceso de la
valoración el personal podría, por ejemplo, basarse en el modelo de Virginia
Henderson.
Por otra parte,
la reflexión sobre la reflexión en la acción permitirá al personal de enfermería reflexionar
sobre los procedimientos previamente realizados; en este caso,
dentro de la etapa de la valoración la enfermera deberá recolectar
información a través de diversas técnicas como la entrevista, la observación y
la exploración física para, posteriormente, agrupar la información, analizarla
y finalmente emitir un juicio clínico. De esta forma la reflexión sobre la reflexión en la acción le permitirá al
personal de enfermería cuestionarse durante su práctica diaria o después de
haber reflexionado varias veces e incluso al momento de estar interaccionando
con el paciente y demás personal de salud. Durante este proceso cognitivo y
auto reflexivo, el enfermo (a) podrá realizarse algunas de las siguientes
preguntas: ¿Le expliqué al paciente de manera clara la finalidad de la
valoración inicial?; ¿Utilicé términos claros y acordes con sus características?;
¿Demostré comprensión por el estado de salud del paciente? ; ¿Me mostré
paciente con el usuario durante la recolección de información?
Esta nueva perspectiva surge del
trabajo de Shón (1992) quien enfatiza que, en una sociedad cambiante como la
actual, se requiere de profesionales que no solucionen problemas solamente a través de la teoría y la practica prefijada, ya que esto lleva a un vacío entre el
conocimiento profesional y las nuevas demandas. En este contexto, Gaviria (2008) señala la
importancia de que el profesional de enfermería cuente con infinidad de
variables para brindar un cuidado de calidad. Algunas de estas variables
refieren a conocimientos, cualidades, habilidades, experiencia frente al
cuidado, la gerencia eficaz a la investigación y sobre todo a una práctica
basada en la excelencia y en la ética reflexiva.
Referencias Bibliográficas
[1]
Santos,R.,(2009) Propuesta de un Modelo Teórico para la práctica enfermería
Pino,
(2012) Henderson’s theory and its application in advanced nursing care in a
pediatric ward
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